La leche materna no solo es el alimento ideal para tu bebé en términos de nutrientes, sino que también es una bebida “viva” que evoluciona constantemente para satisfacer las necesidades específicas de tu bebé. Un aspecto fascinante de la lactancia materna es la vía de traslocación de microbiota desde el intestino de la madre hacia las glándulas mamarias. ¡Recuerdo mi asombro cuando descubrí este fenómeno! Durante la lactancia, algunas bacterias beneficiosas del intestino materno se trasladan a través del sistema linfático y sanguíneo hasta las glándulas mamarias, donde se incorporan a la leche. Esta transferencia de microbiota ayuda a colonizar el intestino del recién nacido con bacterias beneficiosas, estableciendo una base crucial para su salud digestiva y su sistema inmunológico.
Además de la microbiota, la leche materna es rica en oligosacáridos de la leche humana (HMO, por sus siglas en inglés), que son carbohidratos complejos que el bebé no puede digerir directamente. Sin embargo, estos HMO tienen un papel esencial en la promoción de una microbiota intestinal saludable. Actúan como prebióticos, alimentando a las bacterias beneficiosas como los bifidobacterias y lactobacilos en el intestino del bebé. Este ambiente microbiano saludable no solo facilita la digestión y la absorción de nutrientes, sino que también fortalece el sistema inmunológico del bebé, protegiéndolo de infecciones y enfermedades.
Beneficios de una microbiota saludable en el bebé
Una microbiota saludable en los primeros meses de vida del bebé es fundamental para su desarrollo a largo plazo. La presencia de bacterias beneficiosas ayuda a la maduración del sistema inmunológico, reduciendo el riesgo de alergias, asma y otras enfermedades autoinmunes. Además, estas bacterias producen ácidos grasos de cadena corta a partir de los HMO, que son vitales para la salud del intestino y la prevención de infecciones gastrointestinales.
También hay evidencia que sugiere que una microbiota equilibrada puede influir en el desarrollo neurológico del bebé. Las bacterias intestinales pueden producir neurotransmisores y otras moléculas que afectan el eje intestino-cerebro, influyendo en el comportamiento y el desarrollo cognitivo. Por lo tanto, la lactancia materna no solo nutre físicamente al bebé, sino que también contribuye a su bienestar general y a su desarrollo futuro.
En resumen, la lactancia materna ofrece una combinación única de nutrientes y compuestos bioactivos. La traslocación de microbiota y la presencia de HMO en la leche materna son ejemplos clave de cómo esta “bebida viva” apoya la salud digestiva, inmunológica y neurológica de tu bebé. Promover y apoyar la lactancia materna es esencial para asegurar que los bebés reciban los beneficios completos de este alimento inigualable y es una labor en la que participo como profesional y asesora de lactancia ¡con mucho entusiasmo!
Para las mamás que no pueden dar el pecho
Entendemos que no todas las mamás pueden dar el pecho por diversas razones. Para ellas, es importante saber que existen fórmulas infantiles que han sido enriquecidas con oligosacáridos de la leche humana (HMO). Estas fórmulas buscan imitar algunos de los beneficios de la leche materna, promoviendo una microbiota intestinal saludable y apoyando el sistema inmunológico de tu bebé.
En tiendas especializadas y farmacias, se pueden comprar, además, suplementos probióticos específicos diseñados para recién nacidos. Estos productos pueden ayudar a aumentar la variedad de microbiota que coloniza el cuerpo de tu peque además de contrarrestar cualquier efecto negativo de la toma de algún antibiótico, un parto en el cual no pudo pasar por la vía vaginal para llegar a este mundo, una infección gástrica o diarrea etc. Será importante, eso sí, saber cuál es el producto preciso ideal para tu peque dadas sus circunstancias particulares.
Permítete asesorar por algún/a profesional cualificada/o si sospechas que tu bebé pueda beneficiarse de cualquiera de estas intervenciones pre-probióticas. ¡Estaré encantada de ayudaros!